martes, 15 de mayo de 2012

Recuperemos la inocencia

Cruzando mares y animándose, acaba de llegar esta hermosa Elfa, Gracias Mar!!

Veo un ser fantástico y lleno de magia y no puedo evitar pensar que cuando éramos niños nada nos era imposible, pero parece que los adultos nos olvidamos de soñar, y hasta de jugar... ¿qué nos pasa?
¿Por qué vivimos apurados, pensando en el trabajo, en los horarios que cumplir (solamente) y perdemos esa capacidad que con solo mirar a los niños, nos renace?
¿Por qué se quedó por ahi dormida la Elfa o los duendes o simplemente las ganas de animarnos a ser niños y recuperar la inocencia?
Hoy,  Tejemos Redes les regala un cuento corto, inspirado en esta Elfa, para poder soñar sin límites, ¿con quién te animás a compartirlo? ¿y a leerlo en voz alta,eh?


La hija de la reina de las hadas , se llamaba Adalina, pero era muy extraña.
Es que la pequeña hada no tenía alas y como las hadas sacan su magia de sus alas, sus poderes eran muy limitados.
Como era un hada tan débil, siempre necesitó de la ayuda de los demás, por eso era muy sociable y simpática, todos los animales del bosque la querían y disfrutaban de ayudarla.
Pero un día, llegó el momento en que Adalina debía convertirse en reina de las hadas y todas dudaban de su capacidad, por lo que decidieron que debía rendir un examen para demostrar que estaba en condiciones de asumir el trono.
Adalina estaba muy preocupada por su prueba, no imaginaba nada asombroso que pudiera hacer para demostrar su dignidad.
La noticia de la prueba de la princesa llegó a todos los rincones del reino de las hadas y en poco tiempo, los animales del bosque acudieron a socorrer a su pequeña amiga.
Adalina estaba conmovida, pero tenía serias dudas de que los animalitos pudiesen resultar de gran ayuda.
Ella deseaba atrapar un rayo de luna y guardarlo dentro de una lágrima, para alumbrar el bosque en las noches de tormenta.
La pequeña hada estaba tan desilusionada consigo misma que se puso a llorar.
Los animalitos se sorprendieron cuando vieron que los rayos de la luna se metían dentro de las lágrimas de Adalina y se acomodaban en el cielo como diminutas estrellas  para alumbrarlos.
Todos bailaban y reían contentos con tal prodigio, después de todo, Adalina sí era digna de ser la reina de todas las hadas. Y fue coronada.
La pequeña hada sin alas, fue la mejor reina que las hadas tuvieron.
Porque su poder no estaba en sus alitas de cristal, sino en el
amor de todos sus amigos.

Autora: Andrea Sorchantes.

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